Como ya explicamos en el artículo anterior, los alquileres de renta antigua son arrendamientos de larga duración que, se han quedado con rentas muy bajas para el mercado actual, lo cual implica pocos beneficios para el arrendador, muchos gastos y poca rentabilidad.

En la actualidad, este tipo de alquileres sigue existiendo y, aunque sorprenda, existen alrededor de 200.000 inmuebles en España en esta situación. Pese a que estos se pueden vender o transmitir, son muchos los propietarios que no ejercen este derecho, casi siempre por desconocimiento de que esta posibilidad es factible.

¿Si tengo un piso en propiedad de renta antigua, cómo puedo averiguar su valor de cara a la venta? 

Valorarlo es complejo ya que si de por sí, en una valoración el que la casa este alquilada ya influye en su valor, los alquileres de renta antigua son el tipo que más afecta en su valoración, ya que  su baja rentabilidad deprecia bastante el valor del inmueble.

Para valorarlo habrá que tener en cuenta varios factores:

  • Su ubicación
  • Antigüedad
  • Superficie
  • Estado
  • Antigüedad del contrato de alquiler
  • Edad del inquilino
  • Importe de la renta
  • Gastos repercutibles al inquilino
  • La imposibilidad de disponer de la vivienda durante periodos muy largos de tiempo
  • El número de subrogaciones que aun queden pendientes
  • La existencia o no de cónyuge y/o hijos que convivan con el titular
  • La posible discapacidad del hijo conviviente
  • La disponibilidad del inquilino en cuanto a permitir las visitas

Por ello, el alquiler de renta antigua afecta de forma negativa al valor de tasación de cualquier inmueble, llegando en muchos casos a depreciarse hasta un 50% del valor de mercado. A esto además hay que añadir, la escasa demanda existente.

El potencial cliente comprador de este tipo de inmueble es escaso. Se trata de una inversión a largo plazo y de riesgo, ya que su duración -al ser contratos indefinidos- dependerá de la edad del inquilino, la longevidad de este, las posibles subrogaciones que alargaran aún más el periodo de duración y nos olvidemos de los derechos de tanteo y retracto que amparan al inquilino y que pueden imposibilitar la compra si finalmente el inquilino los ejerce.

La casuística es amplia, hijos, incapacitados, cónyuges, segundas nupcias y un largo etc.

Por todo ello, lo mejor es acudir a un profesional que le gestione este tipo de venta, para que el proceso sea lo menos estresante posible y las garantías jurídicas de la venta sean las necesarias tanto para el vendedor como para el comprador.

En Apimonteleon, estamos especializados en venta de pisos con inquilinos, consúltenos sin compromiso.

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