Algunos puedan opinar que los propietarios de viviendas en alquiler lo son porque pueden permitírselo, pero la realidad es otra bien distinta. Propietarios que alquilan la vivienda para poder pagarse la residencia de ancianos, para completar su sueldo y poder pagar los estudios a sus hijos, sostener su hipoteca , para completar su pensión de jubilación y un largo etc… no todos son propietarios que viven de las rentas sino que muchos han invertido en ello sus únicos ahorros.

Últimamente proliferan los “caraduras” buscando viviendas de alquiler para “vivir del cuento” a costa de los propietarios. No es agradable escribir sobre este asunto, pero hay que contarlo con objeto de que “gente sin escrúpulos” dejen de hacer daño a buenas personas.

La estrategia que siguen estos falsos inquilinos casi siempre es la misma: visitan el inmueble, no ponen ninguna pega, dicen que se lo quedan y que tienen mucha prisa por firmar el contrato para entrar “ya” en la vivienda. Se presentan como personas muy serias y cumplidoras, presentan nominas con un salario sobradamente solvente, últimos recibos de alquiler y contrato de trabajo.

Hasta ahí bien, si esa documentación fuera autentica. Pero no: son nominas falsas, o contratos de trabajo antiguos modificados. Unas veces hacen transferencia de los pagos que anulan inmediatamente en cuanto han firmado el contrato o incluso no tienen problema en entregar a la entrada a la vivienda, mes de fianza, y mes en curso.

La prisa por firmar el contrato es fundamental para que el propietario no tenga tiempo para investigar más a fondo y “ya están dentro”. A partir de ese momento, si han pagado el primer mes dejan de pagar los recibos alegando desperfectos en la vivienda, que los suministros no están debidamente contratados o cualquier excusa que les permita ganar tiempo.

Cuando el propietario empieza a ser consciente de que se trata de un “caradura” ya tiene el problema en su casa. Pero aun puede ser peor, a veces se acerca a hablar con el inquilino a la casa y descubre que este “no vive allí”: resulta que ha subarrendado el inmueble timando a “otros pobres ingenuos”.

El pobre arrendador se siente engañado y desesperado y lo único que puede hacer es interponer una demanda de desahucio y aunque la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil y la Ley de Arrendamientos Urbanos han acelerado el proceso, la realidad de los juzgados sigue siendo la lentitud, y eso en el mejor de los casos, porque como “buenos estafadores “se las saben todas y como no tienen ingresos suficientes piden un abogado de oficio que todavía retrasará aún más el proceso. Además, para cuando haya sentencia los propietarios no llegaran a recuperar nada, porque los demandados serán “insolventes”.

Al final muchos propietarios optan por intentar llegar a un acuerdo para que se vayan e incluso les indemnizan para que abandonen la vivienda.

Negocio redondo

Ha transcurrido el tiempo, los inquilinos morosos han vivido gratis o incluso han sacado buen provecho subarrendando, o siendo indemnizados, no han pagado rentas, ni suministros y ya están listos para buscar a otra víctima y seguir con su bien pergeñado plan de engaño.

Así que !ojo con las prisas!

Lo mejor es ponerse en manos de profesionales que aunque no son inmunes a los desaprensivos, harán comprobaciones, pedirá informes, compararán con compañeros de profesión información y le ofrecerán garantías para el caso de impago de rentas, para que no tenga que sufragar los gastos de abogado y procurador y siga cobrando las rentas.

Cuando estés planteándote vender o alquilar tu propiedad, piensa en Apimonteleon Agentes de la Propiedad Inmobiliaria. Somos profesionales con más de 25 años de experiencia. www.apimonteleon.com, 91 445 02 79.