Lamentablemente este es un problema que sufren muchos vecinos, sobre todo desde el aumento de tenencia de perros en los pisos en las grandes ciudades, algo que en lugares como Madrid ya supera al número de niños por hogar.

La raza del perro es importante, pero lo mas importante es la educación que le haya dado el dueño, o si ha sido adiestrado previamente.

Pero no todos los ladridos ni la frecuencia e intensidad son lo mismo, en el caso de que el ladrido sea molesto por ser constante y repetido en el tiempo, y no algo puntual,  será cuando podamos plantearnos varias medidas que podemos adoptar:

La primera de ellas es hablar con el dueño del perro, que puede incluso no ser consciente de ello, y pedirle que intente poner remedio a esa molesta situación.

En segundo lugar y si la primera no da el resultado esperado, será ponerlo en conocimiento del resto de la Comunidad de propietarios para que el Administrador actúe como portavoz e intente mediar en esta desagradable situación.

Entre estas dos medidas, cabría la posibilidad de enviar un burofax al propietario pidiéndole el cese del ruido debido los ladridos de su perro, y de las molestias ocasionadas al resto de los vecinos, con el fin de acreditar fehacientemente que se ha intentado llegar a un acuerdo amistoso y que se está intentando solucionarlo.

Si esto tampoco fuera suficiente, tendríamos que poner una denuncia en el Ayuntamiento o Policía Local, por ruido incesante, lo que incluso podría acarrearle una multa al dueño del animal.

Y finalmente, si no cesara el ruido, el último recurso es poner una demanda en el juzgado, aunque ya sabemos que esto lleva mucho tiempo y complicado de demostrar ante un juez, ya  que tiene que ser evitable e insoportable, así que tendremos que valorar si compensa o no empezar un proceso judicial.

Cuando estés planteándote vender o alquilar tu propiedad, piensa en Apimonteleon Agentes de la Propiedad Inmobiliaria. Somos profesionales con más de 25 años de experiencia. www.apimonteleon.com, 91 445 02 79.