Según el censo del Instituto Nacional de Estadística (INE) 2,9 millones de hogares en España declaran tener una segunda residencia en propiedad, lo que supone el 15,5% de los hogares totales del país.

Tener una segunda residencia puede ser una tentación y un sueño para muchos, tener una casa para pasar los fines de semana, para el verano, para las temporadas en las que teletrabajo…, en fin, un privilegio. Pero, y sin querer aguar la fiesta a nadie adquirir una segunda residencia tiene sus contras.

La ventaja o el inconveniente dependerá de cómo nos planteemos esta inversión, puede que nos salga muy rentable o puede que nos cueste dinero.

Las ventajas parecen evidentes:

  • Ahorrarse el coste de alojamiento.
  • Tener un lugar al que acudir siempre que lo deseemos y nos sea posible.
  • Compartirlo con familia y amigos, ya que puedo invitar a quien quiera.
  • Decorarla a nuestro gusto.
  • O sacar una buena renta alquilándola.
  • Destino vacacional o de residencia cuando nos hagamos mayores.

Pero veamos los inconvenientes, tener una segunda residencia implica tener gastos, porque además de pagar por comprarla con sus correspondientes costes, tendremos gastos fijos que hay que tener en cuenta:

  • Gastos de Comunidad.
  • IBI.
  • Tasa de basura.
  • Seguro de hogar.
  • Internet.
  • Alarma.
  • Mantenimiento.
  • Gastos de hipoteca si la consigues, porque resulta difícil conseguir una segunda hipoteca.
  • Provocar una carga familiar incrementando tus gastos fijos mensuales.
  • Obligarte a un único destino vacacional.
  • Sufrir okupaciones.

Además, estas residencias tributan en la declaración de renta un 2% del valor catastral y si no lo pagamos hacienda puede multarnos con hasta el 50% de lo que ha dejado de ingresar.

Si para comprarla necesitamos sacar una hipoteca hay que tener en cuenta que el banco solo nos financiara el 60% – 70% del valor de la vivienda

Eso sí, puedo deducirme los impuestos asociados a la compra (IVA o Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados), los gastos de notaría y registro de la propiedad o, incluso, la comisión del intermediario inmobiliario.

Si alquilamos esta residencia, el propietario debe declarar los ingresos por alquiler en su declaración anual de la renta y además podrá desgravar los gastos necesarios para realizar la actividad económica de forma adecuada, como electricidad IBI, gastos de comunidad, seguros… pero no podrá desgravar facturas cuyo importe fue destinado a mejorar o ampliar el inmueble.

La rentabilidad de este tipo de residencia tras la pandemia de la COVID-19 se ha disparado al haber provocado mas turismo interior y esto ha aumentado la demanda eso es cierto, y si te lo planteas como inversión puede ser muy rentable, pero entonces ya no serás libre de disfrutarla cuando y como a ti te apetezca.

Así que si finalmente decides comprar esa segunda residencia ten en cuenta:

  • Escoger un destino accesible, cuanto más cerca esta más la disfrutaras.
  • Estudia la zona en detalle.
  • Evita comprar por impulso.
  • Ten en cuenta los costes de mantenimiento.
  • Y por último ten en cuenta tu situación familiar en los próximos años.

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