A priori puede parecer irrelevante si es que no tenemos prisa, pero la verdad es que tiene mucha importancia y puede afectar a muchos aspectos de la venta, incluido el precio final de venta que obtengamos por él.
Las valoraciones suelen tener una validez de entre tres y seis meses, y esto se debe a que el mercado está en constante movimiento, y nadie puede prever una subida o bajada por cualquier acontecimiento que ocurra, como una guerra, una catástrofe natural, una pandemia, una nueva legislación, una subida o bajada de la bolsa, una crisis financiera, etc, lamentablemente en los últimos años nos ha tocado vivir varias de estas circunstancias y hemos visto como afectaban a nuestros bolsillos.
Es un hecho que el mercado inmobiliario es muy sensible, y un indicador en muchos casos de lo que está por llegar.
En el caso de una subida o bajada de tipos de interés, como la que acabamos de sufrir en Europa, también se verá reflejada en una menor demanda de hipotecas, por lo tanto de compra de inmuebles, que se traduce en un estancamiento o bajada de los precios.
También hay que tener en cuenta que si un producto de sobrexpone en el mercado durante mucho tiempo, “se quema” que en el argot inmobiliario significa que la gente se cansa de verlo, no sabe ni entiende porque no se vende, y siempre piensa que está sobrevalorado y que o baja de precio o se pueden hacer ofertas a la baja por él.
Pero es que además las circunstancias de los vendedores también pueden cambiar: pueden tener una mayor necesidad de vender y por lo tanto tener que bajar el precio para acelerar la venta, o por el contrario una menor necesidad y existir la posibilidad de no aceptar ofertas a la baja o incluso subir el precio.
Podría ocurrir también que un propietario falleciera y en su lugar aparecieran otros herederos, con distintas motivaciones para la venta, o incluso ninguna, además de tener que hacer la herencia con el consiguiente coste de impuestos y tiempo.
También podría haber alguna avería o inspección en la finca que obligue a la emisión de una derrama para poder sufragar los gastos.
En resumen porque las circunstancias son casi infinitas y nadie podemos saber que ocurrirá en el futuro próximo, es importante saber que cuando ponemos el precio a una vivienda debe de ser acorde al mercado actual, y que si no se vende en un plazo razonable, es posible que las circunstancias cambien, no sabemos si a mejor o peor, y el precio ya no sea el adecuado.
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