Si hay algo típico de Madrid que nos gusta a todos, es la cerveza Mahou, y el dicho de los años 60 “la caña mejor tirada es la de Mahou” se debe al primer grifo con serpentín de acero inoxidable llamado Cornelius.
El botellín de 20 centilitros, se convirtió en un clásico, llamado “botijo” , con tapones de corcho hasta 1907 cuando se sustituyeron por las chapas. Hoy este botellín es un objeto de culto deseado por coleccionistas.
La actividad como marca comienza en 1850, cuando el emprendedor Casimiro Mahou llega desde Metz a Madrid, y en 1890 nace la primera y mítica fábrica en el 29 de la calle Amaniel, de hielo y cerveza, la cual disponía de maquinaria puntera en la época; curiosamente, los arquitectos de la misma fueron los mismos que trazaron la nueva Gran Vía de Madrid a principio del siglo XX.
Esta fábrica, con vuelta a las calles de Montserrat y Limón, tenía además alquilada como almacén de cebad, la parte más cercana a la fábrica en el Convento de las Comendadoras, y vendían en la farmacia de la fábrica de Amaniel botes con la levadura de cerveza, que los médicos de la época recomendaban como complemento alimenticio.
Hasta 1960 la distribución se realizaba por carros de madera tirados por mulas, y a partir de esta fecha empieza a hacerse en camiones, llamados “jaulas” por la forma en la que estaban compartimentados: en ellos cada caja estaba encerrada en una pequeña jaula.
Esta fecha coincide con la inauguración de la colosal fábrica del Paseo Imperial, y se pasa de producir 40.000 botellas por hora a medio millón; 6 años más tarde nace la Mahou 5 estrellas. En 1993 esta fábrica vuelve a quedarse pequeña, y se inaugura la mayor fábrica de cervezas de Europa en Alovera (Guadalajara).
Curiosidades:
- Mahou sabe que tirar una buena caña es puro arte y certifica el trabajo de los bares que mejor tiran las cañas bajo su sello de Maestría Mahou: aquí en el barrio tenemos varios establecimientos con este sello, por ejemplo Bodegas Rivas en la calle Palma,61.
- El barman español mas popular del siglo XX, Chicote, comenzó a trabajar en sus inicios en la terraza de Mahou en Amaniel.
- Mahou tuvo su propio bar en la Plaza de Santa Ana.
- En la década de los ochenta, el consumo de cerveza supera por primera vez al vino.
No es de extrañar por lo tanto que en las inmediaciones de la calle Amaniel, permanezcan aún numerosas tabernas, antaño especializadas en vino y reconvertidas en cervecerías con una larga tradición cervecera de la mano de Mahou; en la calle Limón encontramos varias de ellas, así como en la Palma o el Bar Antonio, en la calle Quiñones, el cual cuenta con un escaparate con una colección de botellines de Mahou de distintas épocas.
Si quieres ver la cuna de la Mahou, aún se conservan los exteriores de esta fábrica, que albergan el Museo ABC, y un paseo por las tabernas de las calles colindantes, frente al centro de Conde Duque, harán las delicias de los mas cerveceros.
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