Tres cosas que se presuponen en un profesional, pero que aún así hay que demostrar día a día.

¿Sabemos realmente qué significan?

La buena fe (del latín, bona fides) es un principio general del Derecho, consistente en el estado mental de honradez, de convicción en cuanto a la verdad o exactitud de un asunto, hecho u opinión, título de propiedad, o la rectitud de una conducta.

Exige una conducta recta u honesta en relación con las partes interesadas en un actocontrato o proceso, y puede contraponerse al término “corrupción”.

La palabra: la palabra se tiene y/o se da, e implica cumplir lo que se promete, por medio de la expresión oral.

Saber hacer: se denomina al “conjunto de conocimientos y técnicas acumulados, que permite desarrollar con eficacia una actividad”

Pero no solo el profesional, también el cliente que encarga una gestión debe de actuar de buena fe y tener palabra, porque en un contrato no pueden preverse todos los matices ni todas las posibles situaciones o excepciones que pueden ocurrir, por lo que solo si ambas partes comparten estos principios, sabemos que la relación contractual llegará a buen término satisfactoriamente para ambas partes.

En toda relación contractual debería de haber un contrato entre las partes, que está para cumplirlo, y que debería contener la máxima información posible, pero que en todo caso debe de regirse por estos principios.

Así que si crees que tu cliente o que el profesional que te atiende carece de alguno de ellos, es mejor no trabajar con él, y buscarte otra persona de tu confianza, así seguro las cosas irán mejor o al menos la relación será más grata y seguramente más satisfactoria para las partes.

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