El aleman Jacob Schweppes tuvo la idea de agregar quinina a la soda, destinada a las tropas coloniales inglesas en la India, una bebida que además de refrescante era un medicamento para combatir el paludismo. Lo cual dio origen a la tónica, que los marines mezclaron con ginebra y asi nace el Gin-TOnic

Para un buen Gin Tonic hace falta que el vaso sea bajo, ancho y corto.

Utilizar piel de lima, sin la parte blanca, la que habremos estrujado previamente encima del vaso para echar unas gotitas aromaticas, no zumo de limón, pues el ácido cítrico presente en esta fruta reacciona con el Anhidrido carbónico de la Tónica dejando a esta sin sus características burbujas y haciendo que el Gin tonic pierda su fuerza en breves minutos.

Restregamos con la lima el borde del vaso y la echamos dentro del vaso.

Mucho hielo hasta llenar el vaso, hecho con agua de mineralización débil en vez de agua del grifo.

La ginebra en la proporción que se desee, y llenar el vaso con la tónica hasta el borde, agitar con cucharilla batidora o una de café.

Algunas ginebras aconsejan el uso del perejil, rodaja de pomelo y pepino, o su piel para potenciar sus aromas.

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